sábado, 19 de septiembre de 2015

mi salvación…KIPUR

 LA MAGNIFICENCIA DEL DIA DE KIPUR

 “ El eterno es mi luz y mi salvación(salmo27.1) 

El Eterno es mi luz… en Rosh Hashaná 
y mi salvación…KIPUR ( Midrash) 

 Cada uno anticipa con aprensión este día temeroso en que será decidido nuestro destino y sellado nuestro veredicto; pero lo que la persona no iniciada no alcanza a captar es la dimensión real de Kipur: una fuerza espiritual extraordinaria fue otorgada que impresiona incluso al corazón más alejado del Judaísmo.

Aún éste siente la necesidad de manifestar su identidad judía por más desvinculado que esté, uniéndose a todo el pueblo congregado en la sinagoga.


Cada hijo de Israel, descendiente de Jacob, llamado Israel, posee una centella del alma de Jacob- Nefesh Yaacov- la centella de la verdad de la Torá que Yaacob personificó. Aunque por sus múltiples faltas por su alejamiento del Judaísmo, el judío haya podido ahogar en sí esa centella sagrada, jamás podrá extinguirse completamente.

En el día de Kipur, un soplo nos llega de las más altas esferas espirituales iluminando nuestro espíritu y ayudándonos a rechazar las seducciones de una vida “libre” de las exigencias del Judaísmo, sin el freno moral que nos impone. Este soplo aviva nuestra centella perpetua. Su efecto es variable. A ciertos individuos les exhorta a redoblar de fervor, a sostener su elevación, a otros sólo les produce un empuje fugaz, algo para calmar una conciencia inquieta, un simple entusiasmo que se disipa después de Kipur. Todo depende del ardor con el cual nos hemos preparados para acoger ese soplo providencial a fin de avivar nuestra llama judía, gracias a nuestra comprensión del valor de este gran día y de su alcance. 

Leemos en la Misnhá Yomá( cap. 8): Dice Rabí Akivá: Sois dichosos, Israel. Ved ante quien os purificáis y quien os purifica. Del mismo modo que el Mikvé ( baño ritual) purifica a los impuros, así D’s purifica a Israel”. El hecho que Israel se halla vinculado a D’s, permite la desaparición del pecado. Pues D’s fuente de la perfección, descarta toda imperfección y toda falta de aquellos que se unen a él. 

Comprendamos entonces la comparación con el Mikvé que por su naturaleza no recibe jamás impureza por consiguiente a aquellos que se sumergen en él. Sin embargo El perdón de los pecados de Israel durante el día de Kipur sólo puede operarse si es precedido de la Teshuvá, del arrepentimiento y de la determinación de no reincidir. ( Shul’han Aruj pág. 246 y 247)

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